Septimo quehacer
Atrevámonos a entrar en la caverna de nuestra profunda transformación y empecemos a experimentar el nuevo poder divino de poseer-recuperar la capacidad intuitiva, que solemos percibir como peligrosa porque trasgrede lo “moral” que se espera de nosotras, el deber ser, los buenos modales, la costumbre, la piedad, la clemencia.....
Hay que aprender a expandir, a ampliar la apreciación del inconsciente misterioso y confiar, sobre todo, en los propios sentidos internos. Hay que dejar que nuestra parte demasiado buena se siga yendo y darle poder a la intuición, que como una muñeca que llevamos en el vientre, cual vidita que va naciendo, como fuerza instintiva, feroz y resistente, nos avisa qué hacer y por dónde caminar. Por complejo que sea el enredo en el que estemos, la intuición está ahí oculta en nuestras entrañas. Dejémonos guiar… ella sabe a dónde nos lleva. Confiemos.