Octavo quehacer

Ahora toca soportar la contemplación del rostro de la temible diosa salvaje que llevamos dentro. Sin vacilar, aunque estemos aterradas, comprendamos que ese encuentro aportará beneficios, sabiduría, fortaleza. Por ello es necesario acostumbrarnos a esa otra yo a quién en principio tememos, y a partir de conocerla recuperar algunas de sus cualidades, aunque ello nos convierta en un ser un poco ajeno. Así aprenderemos a enfrentar un gran poder, primero el de los otros y después el nuestro.

La hechicera Baba Yagá es nuestro instinto disfrazado, son los rasgos de personalidad que por lo regular están ocultos. Los aspectos desagradables que encarna la bruja son en nuestra mente elementos positivos que a menudo necesitamos recuperar, sacar a flote. La fuerza no está en los puños ni en la arrogancia, está en la capacidad de confrontar el propio poder misterioso y fascinador sin fugas, viviendo intensamente con la naturaleza salvaje, cada cual a su manera. Significa poder aprender y resistir lo que sabemos. Y apropiárnoslo.

Técnica: Acuarela
Medidas: 17 cm. alto x 25 cm. ancho
Vendida

Año: 2010
Colección: Quehaceres de mujer
JCMQM20109

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