Noveno quehacer
Ahora hay que quedarnos con la bruja, hay que absorber sus enseñanzas y acostumbrarnos a los grandes poderes salvajes del yo femenino. Comprendamos su poder que es el nuestro; éste crece y se fortalece con las sanaciones interiores que cada una haremos, para recuperarnos.
“Baba Yagá” es la maestra que nos enseña cómo ordenar la casa del alma. Hay que purificar los pensamientos y las emociones, renovar los valores, eliminar las ridiculeces que a veces nos ocupan. Hay que lavar-nos como símbolo perfecto de purificación interna, barrer el propio yo, como muestra de que nos preocupa su limpieza; encender un fuego duradero y guisar y sazonar nuestras ideas con originalidad, para poder alimentar la relación entre la mujer que somos y su naturaleza salvaje.