Décimo quehacer

Este quehacer consiste en aprender a separar una cosa de la otra lo mejor posible, en ejercitarnos para constituir sutiles distinciones de juicio. Se trata de prestar atención al poder y el funcionamiento de nuestro inconsciente.

Aprendemos a clasificar cuando tenemos un dilema que no sabemos cómo resolver, cuando dudamos sobre qué hacer. Sin embargo, si tomamos distancia de la contrariedad, si la dejamos descansar –si nos dormimos- y regresamos después, es posible que al despertar tengamos la respuesta. Porque nos lo comunicamos desde adentro.

El jardín de verdad, como el jardín del alma, puede conectarnos con la vida y la muerte, porque cualquier cosa que le ocurre a un jardín le ocurre al alma. Porque en él aprendemos a dejar que las ideas, los pensamientos, los deseos, las preferencias, e incluso los amores, vivan e incluso mueran. En el jardín aprendemos a dar energía para fortalecer la vida y aprendemos también a apartarnos del camino de lo que se va, de lo que deja de ser y muere.

Técnica: Acuarela
Medidas: 37 cm. alto x 27 cm. ancho
En venta

Año: 2010
Colección: Quehaceres de mujer
JCMQM201012

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