La naturaleza intuitiva llega de a poco, a veces fugaz, otras intermitente. Cuando la percibimos nos gusta. Entonces sentimos el impulso de buscarla. Hay que empezar a unir sus partes, tomar de aquí y de allá hasta moldear su todo. Hay que dejarla ser porque nos nutre, nos llena de su vida, que es la nuestra.

Es el alma femenina, que empuja a no dejar que nos lastimen ni que lastimen a otros, es un espiral que crece dentro y confecciona nuestra casa. Es lo que impulsa a no claudicar, es lo que nos sale en forma de entereza, astucia, tenacidad, de búsqueda de equilibrio, de amor.

Es la fuerza de lo que nace, muere y vuelve a florecer ya no igual, sí más fuerte, más armonioso, más sabio. Ahora lo comprendemos, porque nos dimos cuenta que dejar ir/morir genera más y mejor vida. El yo profundo hace que las mujeres anhelemos encontrarlo, rescatarlo y vivirlo desde dentro y hacia el mundo como presencia guía, como estrella hacia la libertad.

Técnica: Acuarela
Medidas: 37 cm. alto x 28 cm. ancho
Vendida

Año: 2010
Colección: Quehaceres de mujer
JCMEDH20148

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