Treceavo quehacer
Ahora usemos la posibilidad de penetrar con la mirada nueva, con mayor claridad, en las negruras del alma nuestra y la de los otros. Es oportuno reaccionar ante ello con la sabiduría aprendida.
La nueva luz, nuestra femineidad y gran poder, permiten mirar al mundo y nuestra vida a través de los ojos y los oídos del alma. Podemos saber si la intención de una acción benévola, es genuina o falsa; descubrir el fondo de una actitud con odio; distinguir las capas que cubren y recubren la personalidad, los propósitos y los impulsos de los demás. Llegamos a reconocer las traiciones y cobardías de los que se dicen valientes, la envidia oculta detrás de una bella sonrisa y la pureza e inocencia de quienes se brindan genuinos.
Recobrar la intuición nos permite comprender más que quedarnos perplejas, exige trabajo interior y conduce a forjar la voluntad para actuar con sabiduría ante lo que vemos y sentimos.